Y a hemos aprendido que las pequeñas batallas de la Segunda Guerra Mundial, y algunas de las grandes, no fueron tal y como las cuentan los libros de Historia. Casi 66 años después, un libro publicado en Gran Bretaña revela que Glenn Miller no sólo fue un gran patriota que se dejó la vida en los escenarios para alentar a las tropas, sino que además espió para Eisenhower. «The Glenn Miller conspirancy», de Hunton Downs, viene a desmentir la versión oficial sobre la muerte del músico: el avión en que viajaba fue bombardeado, por error, mientras trataba de cruzar el Canal de la Mancha.
Propaganda y canciones
Según el libro de Brown, Miller fue, en realidad, un mártir de guerra. El responsable de las fuerzas aliadas, el general Eisenhower, llegó a un acuerdo con el general alemán von Rundstedt y otros dos miembros de la cúpula nazi para que Miller volara junto a soldados de la División 101 hasta Krefeld, donde quedarían bajo protección de las fuerzas de Rundstedt. Después debían volar hasta Berlín, donde serían recibidos por el agente aliado Fritz Kolbe, y una vez allí, hacerse con el control de una estación de radio para emitir canciones de Miller y difundir propaganda y mensajes de Eisenhower al pueblo alemán.
Un burdel del París
Desgraciadamente para él, según el libro, había un topo en el entorno del general aliado y el plan llegó a oídos de Hitler, quien envió personalmente al coronel Otto Skorzeny, especialista en asuntos delicados. Primero fue usado como señuelo para obtener información de Eisenhower, después, tras ser capturado a las puertas de un burdel de París, fue torturado. Murió en un hospital militar. Esta hipótesis entronca con otro de los rumores, aquel que indica que Miller fue encontrado sin vida en un prostíbulo alemán donde fue acuchillado por una trabajadora del sexo alemana.
Como tantos otros genios, la historia de Miller empezó siendo la de un perdedor, desde su fracaso como estudiante a la frustración de la primera banda que llevó su nombre. En torno a 1937, durante unos meses que no sabía qué hacer con su grupo, logró ese sonido tan peculiar que diferenció a sus formaciones musicales de las que triunfaban en aquella época. Si hubiera que describir la fórmula de su éxito sería más o menos ésta: su clarinete tocaba como primera voz, mientras el saxo tenor tocaba exactamente las mismas notas, a esto sumaba el acompañamiento armónico de otros tres saxofones. Primero logró el éxito profesional, a lo que contribuyó de manera muy significativa Hollywood, pues su gran éxito «Chattanooga Choo Choo», con el que vendió medio millón de copias, estaba incluido en la banda sonora de su primer filme, «Sun Valley Serenade» (1941).
En 1942, tras el ataque a Pearl Harbour y con los tambores de guerra retumbando en medio mundo, el patriotismo le hizo alistarse como voluntario en el Ejército. Primero fue rechazado en la Marina, pues ya contaba con 38 años, pero después logró entrar en el cuerpo de especialistas, al convencer a los mandos de que su música podría alentar a las tropas. Llegó al grado de capitán, organizó la Banda de la Fuerza Aérea del Ejército y partió para Europa en 1943, donde oferció 800 conciertos en menos de doce meses. El 15 de diciembre de 1944 partió a París con el propósito de organizar la estadía de su banda y a partir de entonces se pierde completamente su rastro.
Su legado musical se mantiene a salvo gracias a la orquesta fundada con su nombre en 1988. Cuenta con un repertorio de más de 200 temas, que él popularizó durante su carrera, y está compuesta por cinco saxos, cuatro trompetas, cuatro trombones, tres percusiones, un vocalista masculino y una femenina, tal y como la concibió el músico en sus sueños.
jueves, 12 de agosto de 2010
Glenn Miller, héroe de guerra
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