La comisión encargada de un archivo recién inaugurado de documentos de la era nazi indicó el martes que considerará dar por terminado el papel de la Cruz Roja, que desde hace 60 años administra el invaluable registro.
En su reunión anual en Bruselas, la comisión conformada por 11 naciones que supervisa el Servicio Internacional de Registro decidió revisar la estructura administrativa del archivo. Un grupo de expertos reportará sus conclusiones en la próxima reunión anual, declaró la portavoz Kathrin Flor.
El Comité Internacional de la Cruz Roja declaró que a medida que muere la generación que vivió el Holocausto, la misión humanitaria del archivo se acerca a su final y ahora se inclinará a la investigación histórica.
Millones de documentos almacenados en el pueblo alemán de Bad Arolsen sirvieron por décadas para ayudar a descubrir el destino de las víctimas del holocausto, trabajadores esclavizados, personas desplazadas y otros que sufrieron bajo el régimen nazi.
El archivo fue finalmente abierto a las familias de las víctimas y a historiadores el año pasado.
Como otra medida, los archivos que habían permanecido confidenciales desde la Segunda Guerra Mundial serán copiados digitalmente y enviados a los centros del estudio del Holocausto en Israel, Estados Unidos y Polonia. Cerca de 30% de los papeles, que ocupan 26 kilómetros (16 millas) de repisas, aguardan a ser copiados.
Beat Schwiezer, subdirector general de la Cruz Roja, señaló a la comisión que debería considerar "la futura estructura, y la responsabilidad administrativa del sistema de inventario".
Desde 1955, todos los directores del archivo han sido funcionarios de la Cruz Roja y ciudadanos suizos.
En su reunión anual en Bruselas, la comisión conformada por 11 naciones que supervisa el Servicio Internacional de Registro decidió revisar la estructura administrativa del archivo. Un grupo de expertos reportará sus conclusiones en la próxima reunión anual, declaró la portavoz Kathrin Flor.
El Comité Internacional de la Cruz Roja declaró que a medida que muere la generación que vivió el Holocausto, la misión humanitaria del archivo se acerca a su final y ahora se inclinará a la investigación histórica.
Millones de documentos almacenados en el pueblo alemán de Bad Arolsen sirvieron por décadas para ayudar a descubrir el destino de las víctimas del holocausto, trabajadores esclavizados, personas desplazadas y otros que sufrieron bajo el régimen nazi.
El archivo fue finalmente abierto a las familias de las víctimas y a historiadores el año pasado.
Como otra medida, los archivos que habían permanecido confidenciales desde la Segunda Guerra Mundial serán copiados digitalmente y enviados a los centros del estudio del Holocausto en Israel, Estados Unidos y Polonia. Cerca de 30% de los papeles, que ocupan 26 kilómetros (16 millas) de repisas, aguardan a ser copiados.
Beat Schwiezer, subdirector general de la Cruz Roja, señaló a la comisión que debería considerar "la futura estructura, y la responsabilidad administrativa del sistema de inventario".
Desde 1955, todos los directores del archivo han sido funcionarios de la Cruz Roja y ciudadanos suizos.
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