Curioso artículo leído en Anfrix.
A pesar de haber sido invadido su país y muchos de sus ciudadanos encerrados en campos alemanes y soviéticos, el ejército Polaco libre peleó en la Segunda Guerra de manera móvil. Una de sus compañías, la 22ava Compañía de Transporte, se encontraba en Medio Oriente con el fin de suministrar soporte a los Aliados en el frente del Libano. No obstante, lo curioso de esta historia tendría lugar en las montañas de Hamadan en Irán, cuando parte de la compañía que se encontraba de patrulla se topara con un un osezno cuya madre había sido abatida por cazadores -otro recuento indica que era cargado por un niño que lo vendió por unas monedas-.
Tras una discusión decidirían llevárselo y convertirlo en la mascota de la compañía. Voytek lo llamarían y sería alimentado con leche servida desde una botella de vodka. Prontamente el oso crecería en tamaño, y su carácter amistoso y servicial lo convertiría en la mayor fuente de moral para la compañía. No obstante, la carrera militar del oso estaba a punto de despegar.
Una de sus principales tareas consistió en transportar pesada munición de artillería de un lugar a otro, tarea que lograba sin mucho esfuerzo. Para luego también marchar parado en dos patas junto a las tropas, algo que ganaba los aplausos de todos los soldados. Tal sería su popularidad que el mismo emblema de la compañía representaría a Voytek cargando munición de artillería.
Según recuentos históricos verificados por el autor Garry Paulin, quien escribió un libro sobre el animal, Voytek participaría directamente en la famosa batalla de Monte Cassino en 1944, uno de los últimos bastiones extraterritoriales de los Nazis. Su participación sería bajo el rango de Asistente de artillería, y transportaría varias de las municiones pesadas que caerían sobre la fortaleza principal. Servicios que le valdrían un ascenso de rango y una mención en períodicos de todo el mundo.
Tras terminar la guerra, Voytek y su compañía terminarían en Escocia. El oso se volvería una celebridad, apareciendo en infinidad de noticieros, revistas y programas de TV. Si bien sus camaradas volverían a Polonia en el 47, algo que deprimiría durante algunos años al oso, Voytek viviría en tranquilidad en el zoológico de Edimburgo, siendo regularmente visitado por algunos de los soldados que habían servido con él en el pasado. Soldados que, sabiendo la predilección de Voytek hacia la cerveza y los cigarrillos, siempre se las arreglaban para llevarle algunos de contrabando.
A pesar de haber sido invadido su país y muchos de sus ciudadanos encerrados en campos alemanes y soviéticos, el ejército Polaco libre peleó en la Segunda Guerra de manera móvil. Una de sus compañías, la 22ava Compañía de Transporte, se encontraba en Medio Oriente con el fin de suministrar soporte a los Aliados en el frente del Libano. No obstante, lo curioso de esta historia tendría lugar en las montañas de Hamadan en Irán, cuando parte de la compañía que se encontraba de patrulla se topara con un un osezno cuya madre había sido abatida por cazadores -otro recuento indica que era cargado por un niño que lo vendió por unas monedas-.
Tras una discusión decidirían llevárselo y convertirlo en la mascota de la compañía. Voytek lo llamarían y sería alimentado con leche servida desde una botella de vodka. Prontamente el oso crecería en tamaño, y su carácter amistoso y servicial lo convertiría en la mayor fuente de moral para la compañía. No obstante, la carrera militar del oso estaba a punto de despegar.
Una de sus principales tareas consistió en transportar pesada munición de artillería de un lugar a otro, tarea que lograba sin mucho esfuerzo. Para luego también marchar parado en dos patas junto a las tropas, algo que ganaba los aplausos de todos los soldados. Tal sería su popularidad que el mismo emblema de la compañía representaría a Voytek cargando munición de artillería.
Según recuentos históricos verificados por el autor Garry Paulin, quien escribió un libro sobre el animal, Voytek participaría directamente en la famosa batalla de Monte Cassino en 1944, uno de los últimos bastiones extraterritoriales de los Nazis. Su participación sería bajo el rango de Asistente de artillería, y transportaría varias de las municiones pesadas que caerían sobre la fortaleza principal. Servicios que le valdrían un ascenso de rango y una mención en períodicos de todo el mundo.
Tras terminar la guerra, Voytek y su compañía terminarían en Escocia. El oso se volvería una celebridad, apareciendo en infinidad de noticieros, revistas y programas de TV. Si bien sus camaradas volverían a Polonia en el 47, algo que deprimiría durante algunos años al oso, Voytek viviría en tranquilidad en el zoológico de Edimburgo, siendo regularmente visitado por algunos de los soldados que habían servido con él en el pasado. Soldados que, sabiendo la predilección de Voytek hacia la cerveza y los cigarrillos, siempre se las arreglaban para llevarle algunos de contrabando.
Si la memoria no me falla, Jesús Hernández habló de Voytek en uno de sus libros sobre la WWII.
ResponderEliminarUn relato delicioso en una historia tan trágica.
Gracias por recordárnoslo.
Merecidísimo homenaje, cero91!! :D
ResponderEliminarY Tienes razón Il Venturetto, en “Historias asombrosas de la IIGM”, Jesús Hernández cuenta la historia de Voytek, el Oso Soldado.
Me encantó esta historia… aunque el final no tanto. El pobre acabó en cautividad y como dices cero91, el oso recibía visitas de sus antiguos compañeros pero relata Jesús Hernández que no se acostumbrada a su vida en el zoo, que añoraba la intensidad del frente. Poco a poco fue perdiendo interés por quienes le visitaban, sin embargo, parece que si que atendía si alguien le lanzaba un saludo en polaco.
Saludos! ;)
Una historia tan bonita como triste.
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