Trece acuarelas de Adolf Hitler alteradas por los hermanos Chapman, los 'chicos malos' del movimiento conocido como Young Brit Art, protagonizan una exposición que se inauguró hoy en la galería White Cube de Londres.
Jake y Dinos Chapman compraron las pinturas de forma anónima a coleccionistas de todo el mundo por 115.000 libras (195.500 euros, 226.550 dólares).
Las acuarelas, autentificadas como obras del frustrado pintor que fue el 'führer' de Alemania, reflejan paisajes naturales y urbanos.
Los controvertidos artistas han transformado -la galería usa el término 'aniquilado'- las pinturas con arcos iris, cielos psicodélicos, corazones flotantes y caras sonrientes que decoran los fondos.
Las obras resultantes valen ahora 685.000 libras (869.950 euros, 1,3 millones de dólares) y pueden verse en una muestra titulada jocosamente 'Si Hitler hubiese sido hippie, qué felices seríamos todos', que puede visitarse hasta el próximo 12 de julio.
El título juega con la popular idea de que si Hitler se hubiera sentido más satisfecho como pintor, ni la II Guerra Mundial, ni el Holocausto habrían tenido lugar.
De joven y antes de dedicarse a la política, el 'führer' mostró cierto talento artístico y quiso estudiar en la Academia de Bellas Artes de Viena, pero esta institución académica rechazó dos veces su ingreso, toda vez que llegó a pintar un millar de cuadros.
Los hermanos Chapman creen que el líder nazi 'se retorcería en su tumba' si viera los retoques que le han dado a sus obras, que califican de 'sosas e inexpresivas y que no denotan presentimiento alguno del genocidio que estaba por venir'.
Jake considera que las pinturas de Hitler 'no son ofensivas en sí mismas' y niega, junto con su hermano, que la exposición sea irrespetuosa o que busque servirse de la notoriedad del gobernante nazi para llamar la atención.
James Smith, director del Centro del Holocausto de Newark (centro de Inglaterra), afirmó que 'la mediocridad y sosería de Hitler como artista ilustran que no hay que ser un genio o un psicópata para organizar un genocidio'.
'Pintar sobre sus obras originales para expresar una opinión sobre el pasado y su relación con el presente es probablemente la forma más apropiada de vandalismo que he visto', agregó Smith.
Los hermanos Chapman ya desfiguraron en 2003 varios grabados de del pintor español Francisco de Goya (1746-1828) de la serie 'Los Desastres de la Guerra', añadiéndoles caras cómicas, intervención que titularon con una popular expresión inglesa, 'Insult to Injury' (algo asó como insultar además de herir).
Tres años antes, los artistas presentaron una instalación titulada 'Hell' ('Infierno'), consistente en figuras en miniatura de nazis metidos en nueve recipientes de cristal dispuestos en forma de esvástica, aunque esa obra se destruyó en un incendio en el 2004.
En la exposición, por cierto, los 'enfants terribles' del arte británico presentan una nueva versión de esa instalación, que se titula 'Fucking Hell' (algo así como 'Puto infierno') y ponen a desfilar a miles de soldados nazis de plástico que cometen torturas.
Jake y Dinos Chapman compraron las pinturas de forma anónima a coleccionistas de todo el mundo por 115.000 libras (195.500 euros, 226.550 dólares).
Las acuarelas, autentificadas como obras del frustrado pintor que fue el 'führer' de Alemania, reflejan paisajes naturales y urbanos.
Los controvertidos artistas han transformado -la galería usa el término 'aniquilado'- las pinturas con arcos iris, cielos psicodélicos, corazones flotantes y caras sonrientes que decoran los fondos.
Las obras resultantes valen ahora 685.000 libras (869.950 euros, 1,3 millones de dólares) y pueden verse en una muestra titulada jocosamente 'Si Hitler hubiese sido hippie, qué felices seríamos todos', que puede visitarse hasta el próximo 12 de julio.
El título juega con la popular idea de que si Hitler se hubiera sentido más satisfecho como pintor, ni la II Guerra Mundial, ni el Holocausto habrían tenido lugar.
De joven y antes de dedicarse a la política, el 'führer' mostró cierto talento artístico y quiso estudiar en la Academia de Bellas Artes de Viena, pero esta institución académica rechazó dos veces su ingreso, toda vez que llegó a pintar un millar de cuadros.
Los hermanos Chapman creen que el líder nazi 'se retorcería en su tumba' si viera los retoques que le han dado a sus obras, que califican de 'sosas e inexpresivas y que no denotan presentimiento alguno del genocidio que estaba por venir'.
Jake considera que las pinturas de Hitler 'no son ofensivas en sí mismas' y niega, junto con su hermano, que la exposición sea irrespetuosa o que busque servirse de la notoriedad del gobernante nazi para llamar la atención.
James Smith, director del Centro del Holocausto de Newark (centro de Inglaterra), afirmó que 'la mediocridad y sosería de Hitler como artista ilustran que no hay que ser un genio o un psicópata para organizar un genocidio'.
'Pintar sobre sus obras originales para expresar una opinión sobre el pasado y su relación con el presente es probablemente la forma más apropiada de vandalismo que he visto', agregó Smith.
Los hermanos Chapman ya desfiguraron en 2003 varios grabados de del pintor español Francisco de Goya (1746-1828) de la serie 'Los Desastres de la Guerra', añadiéndoles caras cómicas, intervención que titularon con una popular expresión inglesa, 'Insult to Injury' (algo asó como insultar además de herir).
Tres años antes, los artistas presentaron una instalación titulada 'Hell' ('Infierno'), consistente en figuras en miniatura de nazis metidos en nueve recipientes de cristal dispuestos en forma de esvástica, aunque esa obra se destruyó en un incendio en el 2004.
En la exposición, por cierto, los 'enfants terribles' del arte británico presentan una nueva versión de esa instalación, que se titula 'Fucking Hell' (algo así como 'Puto infierno') y ponen a desfilar a miles de soldados nazis de plástico que cometen torturas.