viernes, 6 de junio de 2008

Superviviente de campos de exterminio cree que el mundo 'aprendió la lección'

'Siempre hay gente que dice que lo que contamos no pasó', explicó Packer en una entrevista con EFE, con motivo de la clausura hoy en Montevideo de la exposición 'Shoá. Memoria y legado del Holocausto', por la que han pasado más de 30.000 visitantes desde que se inauguró en abril.

El judío Packer nació en 1925 en Nassau, una pequeña localidad de la región rumana de Transilvania, y sufrió un periplo por varios campos de exterminio durante el último año de la II Guerra Mundial.

A principios de 1944, en las afueras de su ciudad, los militares formaron un gueto en el que recluyeron a unos 6.000 judíos de toda la zona, que fueron trasladados en abril al campo de exterminio de Auschwitz (Polonia).

'Tardamos tres días en llegar Auschwitz en unos vagones de ganado' que se detenían para dejar paso a los trenes del ejército, momento que los militares aprovechaban para retirar 'a los enfermos y a los muertos' de los compartimentos, relató.

Packer no tiene el tatuaje en el brazo con su número de campo, el 71950, porque en aquellos momentos, cuando la guerra estaba sentenciada y el III Reich se desmoronaba, los nazis 'se preocupaban de otras cosas' y 'llegaba demasiada gente cada día a los campos'.

Tras permanecer unos veinte días en el campo de la muerte polaco, Packer fue trasladado a Mathaussen y más tarde a Gusen, ambos en Austria.

En este último los pusieron a trabajar en la ampliación de un túnel, junto a una fábrica de aviones de combate.

'Durante once horas cargaba sacos de cemento de 50 kilos', recordó Packer, quien añadió que debían hacer ese trabajo forzoso con el único alimento diario de un litro de café, un poco de caldo y una rebanada de pan con margarina.

El superviviente, que llegó a Uruguay en 1952 a vivir con unos familiares tras haber recorrido Italia y Francia, no pudo evitar emocionarse al recordar como sus primos se despidieron de él antes de que los matasen.

'La vida valía tan poco que era normal que la gente dijese adiós a sus compañeros antes de que los nazis los asesinasen', aseguró Packer, quien acaba de regresar de Israel, donde participó en los actos de conmemoración del 60 aniversario de la constitución de ese estado.

Algunos se ahorcaban, otros morían por debilidad y no había enfermos porque el que mostraba el mínimo malestar, explicó, iba 'directamente al crematorio'.

'A los nazis no les importaban las muertes, porque todos los días llegaba gente nueva para seguir trabajando', dijo.

'Estuve con gente de Grecia, Yugoslavia, Albania e incluso España', recordó Packer.

En abril de 1945, los judíos de Gusen fueron llevados nuevamente a Mathaussen y desde allí los hicieron caminar más de 20 kilómetros hasta el campo de Gunskirchen.

Apenas un mes después, el 5 de mayo de 1945, 'un viernes a la nochecita' según Packer, les sorprendió la calma que reinaba en el campo.

'Pensamos que era una emboscada para matarnos a todos', explicó, pero en seguida escucharon las bocinas de los camiones y los jeep de los soldados estadounidenses y a través de la megafonía les llegó el mensaje de la liberación.

Packer pesaba apenas 30 kilos cuando dejó el campo y tras permanecer un tiempo en el hospital de la ciudad de Velt emprendió el regreso a su ciudad natal, aunque antes tuvo que quedarse en cuarentena en Budapest por haber contraído el tifus.

Después de la guerra, a Nassau sólo regresaron cuatro jóvenes, de las más de cien familias que conformaban el pueblo, y Packer encontró todas las pertenencias de su casa quemadas.

Packer nunca había hablado de esos dolorosos recuerdos ni siquiera con su familia, hasta que hace apenas unos años decidió relatar su historia en centros escolares de Uruguay.

'Era demasiado doloroso', reconoció, pero ahora considera que es un 'deber' contarlo para que las futuras generaciones sepan y 'no se vuelva a repetir'.

1 comentario :

  1. 'Siempre hay gente que dice que lo que contamos no pasó',presisamente por la falta de logica del relato es porque la gente se inclina a pensar lo que dice el Sr.Packer.
    La distancia que hay de Romania hasta Auscwicth en Polonia es de 1216 km, hoy por autopistas y desde alli a Gusen otros 1200 km, por tanto estimo que al comienzo de 1944 y en tren seria algo mas.Ahora bien si lo que pretendian los alemanes era exterminar a los judios, y el Sr.Packer lo era, porque no lo mataron alli mismo en vez de pasearlo por media europa destruida.
    La verdad la dice el propio Packer, lo que querian los alemanes era su trabajo y no su muerte, por eso lo utilizaron en la fabrica de aviones que el menciona.
    O sea el sentido comun indica que algo aqui no funciona.
    Por otra parte menciona el tifus y su cuarentena de Budapest.
    Por otra parte el Sr.Packer fue a sudamerica o preferia en cambio la Romania que le construyeron los sovieticos.
    Memoria tardia la de este Sr.Packer.
    Alessandro

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